Servir al Señor provoca bendición

Servir a Dios ¡Es un privilegio! Nuestras cosas más comunes se vuelven extraordinarias en las manos del Señor; cuando somos consagrados a Él, la bendición divina está en cuanto hagamos.

Jesús, aun cuando ya pagó el precio por nosotros en la cruz del Calvario, no dejará sin paga a todo aquel que le sirve con un corazón humilde, con amor genuino, dispuesto y disponible; es solo por gracia, por su gracia nos alimenta con pan, y por gracia lo bendice.

La Biblia dice que nuestro Dios hace misericordia a aquellos que le aman y guardan sus mandamientos; por tanto debemos tomar la firme decisión de caminar bajo obediencia.

Tú y yo somos provocadores ilimitados de bendiciones, servir es una de nuestras mayores acciones de honra a nuestro Padre Celestial. No le servimos por las bendiciones, lo hacemos porque amamos al que se ha complacido en bendecirnos y en prometernos que lo seguirá haciendo a causa de nuestra disposición y determinación. ¡Sirvamos de corazón!