Cristo como el Bienaventurado
Reflexiona en este versículo
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.
Santiago 1:25 | Reina Valera 1960
Cuando analizamos el origen de la palabra Bienaventurado, del poético μάκαρ mákar, nos habla de una persona supremamente bendecida, afortunada, bien librada. Entonces, el Bienaventurado es una persona que a la luz de la Palabra de Dios, está en un estado superior que el resto, un peldaño más arriba del común denominador.
Existen personas excelentes, extraordinarias y poderosas, pero existen las personas bienaventuradas. A Jesús se le dio ese título en dos pasajes (1 Tim 1:11, 6:14-16). Él, perfecto a los ojos de Dios, es el único autor y consumador de la fe, y nos reveló que es el estándar completo de las bienaventuranzas bíblicas.
Las bienaventuranzas son profundas verdades fáciles de vivir; no se requiere de mucha formación doctrinal o teológica, simplemente entender lo que dice la Palabra de Dios. Observar cada bienaventuranza es ver a Cristo, y su deseo de que nosotros seamos como Él.
¿Quieres ser una persona bienaventurada? Necesitas de la presencia de Jesús.
Toma un tiempo para orar
Señor, mi Rey. Tú eres mi Maestro por excelencia, gracias por enseñarme el poder de las bienaventuranzas, gracias por querer llevarme a un nuevo nivel, el que tú quieres para mí. Eres mi modelo perfecto, ayúdame a ser bienaventurado/a. En el nombre de Jesús, amén.