Una madre que arrebata - Pastora Nidia de Benítez

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Incienso agradable

Nuestro incienso agradable es anhelado por el Padre, mucho más de lo que nosotros le anhelamos a Él. Nuestro Padre siempre nos espera en el lugar íntimo.

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Una madre que arrebata - Pastora Nidia de Benítez
Los hogares de hoy están clamando por una madre que arrebata. Tiene que haber alguien con sensibilidad espiritual para poder arrebatar y ganar la batalla.

Una madre que arrebata

Tiene que haber alguien con sensibilidad espiritual para poder arrebatar y ganar la batalla, ¡pero no es con armas carnales que nos ganamos las almas, sino con armas poderosas en Dios, las que nos entrega Jesús!

En el Libro de Rut, conseguimos la historia de Noemí, aunque su nombre significaba gozo y alegría, esta mujer pasó por un proceso fuerte, perdiendo a su esposo e hijos en tierra extranjera; y ahora su vacío y dolor fue llenado de amargura. Y eso no le permitía ver las bendiciones y misericordia del Señor. Pero aún así, Dios le permitió volver a su tierra acompañada de su nuera Rut, quien decidió amarla, obedecerla y servirle a su Dios, aunque no era el de ella.

Noemí fue una mujer que creyó en Dios, en lo que él había establecido como ley y esa fue la dirección con la que impulsó el destino de Rut. Noemí no veía a la mohabita, sino a mujer que sería impactada por la palabra y el propósito de Dios. Y ese es nuestro reto actualmente, ver a nuestros hijos naturales y tambipen a los espirituales como propósitos de Dios en nuestras manos e impulsarlos. 

Estos tiempos son para enfrentarlos con la palabra de Dios, para obtener la victoria y resistir al enemigo, y sus planes de destrucción. Es hora de pararnos en la brecha para arrebatar lo que nos pertenece a través de la Palabra. 

Debemos creer en que Dios nos ha dado promesas y tenemos que caminar sobre ellas, pues es él quien pelea por nosotros, el que nos guía y nos guarda, y no solo a nosotros sino a nuestras familias y a todos aquellos a quien nos ha entregado para bendición.

¡Pero nos hace falta soltar la palabra! Declarar esas promesas en nuestros hijos, en nuestra familia, en nuestro entorno. La palabra es el mismo Dios, el verbo hecho carne, Jesús. Y necesitamos esa conexión que quizá tuvo Noemí con Jehová, la que en tiempos difíciles la hizo relacionarse con Dios y discernir los tiempos.

Levántate como una guerrera, como un guerrero y arrebata todo lo que te pertenece por derecho legal pues la Biblia nos enseña que somos herederos y coherederos con Jesús, ¡Gloria a su nombre!