¿Conflicto o paz? ¿Qué te caracteriza?

¿Cuales son las huellas más claras en tu vida acerca de estas dos acciones?

Hagan todo lo posible por vivir en paz con todo el mundo, es decir, todo lo que esté a nuestro alcance para procurar la paz a nuestro alrededor. Esta instrucción debería gobernar nuestro corazón de extremo a extremo. El mundo que nos rodea necesita la manifestación de paz que hay en nosotros.

El apóstol Pablo es dirigido por Jesús, a resaltar una de las características más distintivas, importantes y relevantes de un cristiano: ser un pacificador. Jesús lo enseñó cuando dijo: —Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios (Mt 5:9). Otras versiones de la Biblia usan sinónimos para la palabra “bienaventurados”, llamándoles “dichosos” o “afortunados”.

Es una dicha ser un instrumento de paz pero una “gran desdicha” ser un instrumento de guerra, conflicto, pleito o enemistad. Somos afortunados cuando el mundo que nos rodea se beneficia por la paz que generamos, pero por el contrario somos desafortunados cuando los que nos rodean son atormentados por el caos que generan nuestras acciones conflictivas.

Verdad importante: Satanás buscará inclinarnos a la guerra y el conflicto. Dios nuestro Padre, siempre nos inclina a la paz. Si los pacificadores son llamados hijos de Dios ¿Podríamos decir entonces que los “no pacificadores”, los que procuran el pleito, el chisme, la murmuración, son hijos de quién?

Muchos hablan de Jesús como un revolucionario, pero revolución, normalmente es un término ligado al conflicto, y Jesús no vino a causar conflictos en este mundo, ya eran suficientes los que habían. Hacía falta una bandera de paz, perdón y redención. Él vino a resolver el conflicto más grande de la humanidad; Jesús vino a establecer la Paz que sobrepasa todo entendimiento como un estilo de vida.

Cuando el conflicto interno, en el corazón es resuelto por el perdón, sanidad y gobierno de Cristo, está paz se materializa en nuestras acciones. La paz se haya a través de la resolución de conflictos. Es muy fácil hablar de los conflictos, crear conflictos, multiplicar los conflictos, pero no solucionarlos. Solucionarlos requiere de un corazón gobernado plenamente por Cristo.

Reflexionemos entonces: si nuestro corazón se ve inclinado en aquello contrario a la paz y nos vemos inmersos constantemente en detonantes situaciones conflictivas, hemos de hallarnos en una gran problemática, por tanto en una gran interrogante: ¿Quién está influenciando nuestro corazón?

El gran influencer de nuestro ser, será aquel que dirija el timón de nuestro corazón y nos llevará a inclinar nuestra vida hacia él, dando como resultado en nosotros y en nuestro alrededor situaciones de bien o de mal, de paz o de conflicto, de bendición o de maldición.

¿Conflictivos o pacificadores? ¿Qué queremos ser?

Sin duda alguna, debemos ser pacificadores. Rindamos pues nuestras vidas al único, grande y verdadero Pacificador de pacificadores. Él es un gran ejemplo de paz, pues el precio de nuestra paz fue sobre él. Démosle el derecho legal total de nuestro corazón, para que su Amor nos corrija, dirija, y su Espíritu Santo nos lleve a la verdad, y su Paz se manifieste a través de nosotros en nuestro alrededor.