Escuchar es encontrar.
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Hallar a Cristo, es hallar la Luz de la vida.
Hallar a Cristo, es hallar la Luz de la vida. Él es la Luz de los hombres. Todo aquel que se acerca a Jesús, será iluminado por su Amor y su Gracia.
Por su infinita misericordia
Nuestra vida tiene por delante, capítulos por ser escritos, nuevas oportunidades para hacerlo mejor, pero nunca olvidemos que es por su infinita misericordia
Incienso agradable
Nuestro incienso agradable es anhelado por el Padre, mucho más de lo que nosotros le anhelamos a Él. Nuestro Padre siempre nos espera en el lugar íntimo.
Escuchar es encontrar.
«Vengan a mí con los oídos bien abiertos. Escuchen, y encontrarán vida».
Muchos vienen a Dios con tanto por decir, mucho que contar, listas de peticiones, motivos que hablar, infinidad de cosas por expresar, que se nos olvida que la clave de este tiempo íntimo es “escucharle a Él”.
Él tiene grandes cosas que mostrarnos. Quiere desvelarnos cosas ocultas que no conocemos. Quiere darnos dirección para nuestros pasos. Anhela mostrarnos el camino que debemos seguir. Pero para poder captar todo esto, debemos escuchar con atención; tener los oídos bien abiertos y la boca bien cerrada.
¿Cuándo fue la última vez que hicimos silencio para escuchar a Dios atentamente, guardando silencio y olvidando pedir, olvidando nuestra realidad, nuestros intereses y necesidades, y disponienfo todo nuestro ser para escuchar la Palabra que Él tenía para darnos?
Jesús tiene cosas grandes y ocultas que hablarte. Es más importante lo que Él tiene para decir que lo que tenemos que contarle. Lo de Él es desconocido para nosotros, pero lo nuestro es conocido por Él.
¿Cuándo fue la última vez que hicimos silencio para escucharle atentamente?
Él quiere hablarnos, y al hacerlo, guiarnos a encontrar tesoros grandes y ocultos que no conocemos; que producen vida en nosotros y que necesitamos para subsistir.
¡Dispongamos nuestro corazón y abramos nuestros oídos! Escuchar sus palabras, es encontrar vida.
Toma un tiempo para orar
Mi Jesús amado, quiero tomarme un tiempo para escucharte. Quiero conocerte más y saber lo que hoy quieres decirme. Quiero dejar de lado mis peticiones y lo que anhela mi corazón para poner toda mi atención en escuchar tus planes para mi vida, los anhelos de tu corazón y lo que deseas que haga en esta tierra. Te pido que te lleves el afán y todo lo que me hace olvidar que tu voluntad siempre será mejor y más importante que la mía. En el nombre de Jesús, amén.