Tu fe moverá montañas
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Tu fe moverá montañas
«Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible».
Hay montañas que limitan nuestra vida diaria. Montañas que parecen inconmovibles, grandes, impetuosas, firmes y sin ningun tipo de esperanzas de que puedan ser derrocadas, ni por el más basto terremoto.
Montañas es sinónimo de situaciones difíciles. No hay vida sin montañas. Toda persona tiene montañas en su vida. Este no es el problema, el verdadero problema, es no tener fe para verlas moverse.
Es interesante ver que Jesús hace una comparación de proporciones: habla de una fe pequeña, del tamaño de una semilla de mostaza y habla de un gran problema, del tamaño de una montaña.
Oros (or-os) del griego significa montaña o monte. Dentro del contexto en que fue pronunciado por Jesús, se trataba de una frase usada por los escritos rabínicos, para remover montañas, es decir, para lograr las cosas más difíciles, estupendas e increíbles.
Por otro lado, Sinapi (sin-ap-ee) del griego significa mostaza, el nombre de una planta que en los países orientales crece a partir de una semilla muy pequeña y alcanza la altura de ‘un árbol’ – diez pies y más; por lo tanto, una cantidad muy pequeña de una cosa se asemeja a un grano de mostaza.
Nuestra fe puede iniciar como algo tan pequeño como una semilla de mostaza, pero si persistimos, avanzamos, confiamos y no retrocedemos, esta, alcanzará un tamaño de proporciones mayores, y aunque antes era muy improbable ver esa pequeña semilla, podría llegar a ser tan visible y grande, que llegará a mover casi cualquier montaña, dificultad o problema que tuviera por adelante.
Nunca podremos negar la montaña de nuestra realidad, pero sí podremos expresar desde la verdad de nuestra fe. ¡Así nada nos será imposible!
Siempre que tengamos una montaña delante como una gran realidad, entonces debemos recordar que nuestra fe está siendo llamada a crecer.
Toma un tiempo para orar
Papá, gracias por Tu palabra que me recuerda que para Ti todo es posible y que mi fe moverá montañas. Dame fortaleza para permanecer de pie ante esta montaña que hoy intenta paralizarme y ayúdame a que mi fe no mengüe. Hoy le hablo a mis problemas del Dios grande y poderoso que es mi ayudador y declaro que en Ti está mi confianza, Tú eres mi fortaleza, mi roca fuerte, mi lugar seguro y sé que vas delante de mí como un poderoso gigante. En el nombre de Jesús, amén.
Gracias por este devocional de parte del Espiritu Santo, ha sido de bendición, Dios les bendiga.