¿Agrado eterno o elogios terrenales?

¿Agrado eterno o elogios terrenales? No sacrifiquemos agrado eterno, por aplausos y elogios terrenales. Si queremos un corazón que agrade a Dios, dejemos de esforzarnos por ser vistos y aprobados por lo que hacemos.
¿Agrado eterno o elogios terrenales?

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Devocional: Incienso agradable

Incienso agradable

Nuestro incienso agradable es anhelado por el Padre, mucho más de lo que nosotros le anhelamos a Él. Nuestro Padre siempre nos espera en el lugar íntimo.

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¿Agrado eterno o elogios terrenales?

1 Samuel 16:7 (PDT)

Pero el SEÑOR le dijo a Samuel: —Eliab es alto y apuesto, pero no te fijes en eso. Dios no se fija en las cualidades que la gente ve. La gente solo presta atención al aspecto de las personas, pero el SEÑOR ve su corazón. Eliab no es el hombre que he elegido.

A las personas les encanta la idea de ser vistos por sus talentos. Ser reconocidos por lo que hacen. El talento da prestigio, el talento da posición, el talento da nivel. Todo esto lo da el talento delante de las personas, de los mortales que nos rodean. Esto es cool, es bueno, y hasta cierto punto es inspirador.

El único y gran detalle, es que aunque la gente nos percibe por el talento, nuestro Señor nos mira a través del corazón. Un talento bien desarrollado, en constante multiplicación y crecimiento, no tiene nada que ver con un corazón agradable a Dios.

Para muestra un botón: los hermanos de David eran enteramente capacitados en cuanto al talento, pero descalificados en cuanto al corazón. Un gran talento no puede producir un gran corazón, por el contrario, un gran corazón, puede producir grandes talentos.

Ahora bien, pesemos en una balanza lo que verdaderamente necesitamos para ser discípulos de Jesús: ¿Ser muy talentosos? ó ¿Tener un corazón agradable a Dios?

El talento, me califica en el nivel del mundo natural, es decir, lo que me rodea. El corazón correcto, me califica en el nivel de la eternidad, para ejercer mi propósito en la tierra.

Debemos preocuparnos y ocuparnos por tener un corazón correcto y agradable ante Dios. Esto definitivamente nos catapultará, y aunque este no es el anhelo que nos lleva a rendirnos, entendemos que es el galardón que Papá otorga en público a los que viven en la intimidad.

En la parábola de los talentos se dejó por sentado un precedente claro y conciso: los talentos serán administrados bajo la capacidad del corazón que tengamos. Un corazón correcto sumiso y obediente, verá sus talentos multiplicarse. Un corazón incorrecto e insujeto, con falta de sumisión tendrá un talento sepultado, que no verá multiplicación, ni crecimiento, solo verá sequía ¿A causa de qué? De tener un corazón incorrecto.

No sacrifiquemos agrado eterno, por aplausos y elogios terrenales. Si queremos un corazón que agrade a Dios, dejemos de esforzarnos por ser vistos y aprobados por lo que hacemos. Busquemos al Padre en Espíritu y en verdad, al venir a Él en intimidad, y ahí en ese preciso lugar de intimidad, nuestros corazones serán perfeccionados, pulidos y preparados para agradar a Él.

Toma un tiempo para orar

Papá, hoy quiero pedirte perdón por todas las veces que me he dejado llenar de vanidad por los elogios terrenales. Reconozco que muchas veces me he preocupado más por mostrar mis talentos, dejando de lado el deseo de agradarte a ti. Renuncio a todo deseo de agradar o buscar el elogio de este mundo y le pido al hermoso Espíritu Santo que me ayude a tener un corazón puro y consagrado que te agrade a ti, mi amado Jesús. Amén.

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