Un amor de sacrificio.
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Destinados para las alturas
Dios nos compara con ovejas porque dependemos de él y nos compara con águilas porque estamos destinados para las alturas, para movernos de niveles a dimensiones

Eres libre para llevar libertad
Eres libre para llevar libertad. Tu libertad viene de aquel que te ha amado más de lo que imaginas.

En Dios todos tenemos un propósito
Jehová escoge los vientres para traer propósito y dar cumplimiento. Hemos nacido por un plan. En Dios todos tenemos un propósito.
Un amor de sacrificio.
«Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».
Nuestro crecimiento como cristianos nos lleva a vivir como Cristo vivió. Él es nuestro ejemplo a seguir. Marcó la ruta. Jesús es el camino de la perfección en Dios, nuestro Padre.
Ser cristiano, es ser un imitador de Cristo. Imitar su ejemplo, es vivir como él vivió. Su principio fue, es y será «amar».
Solo podremos imitar a Jesús en nuestra vida con el profundo deseo de amar como él nos amó, que siendo nosotros pecadores, su amor nos alcanzó.
Cuando Cristo reina en nuestro corazón, fluye un amor que va más allá de nosotros para poder llegar a personas que nunca seríamos capaces de amar, ni siquiera de tolerar por nosotros mismos.
Cuando una persona (creyente o no) nos hace daño, nos hiere, nos golpea, actúa de manera indebida hacia nosotros ¿Cómo actuamos? ¿Cuál es nuestra manera de actuar?
Jesús estando crucificado, podría haber abierto su boca para juzgar, para defenderse, para hablar en su favor, pero solo la abrió para orar delante del Padre y pedir: perdonalos porque no saben lo que hacen.
¿Qué clase de empatía es esta?
Quién en su sano juicio cabal podría orar por alguien que le acaba de clavar en una cruz; acaba literalmente de clavarlo para que muera, lo acaban de condenar a la muerte, sabemos que estaban equivocados y Jesús también lo sabía, pero nunca los juzgó, por el contrario, intercedió a favor de ellos.
La gran lección de vida es, el amor de Cristo nos debe llevar a amar e interceder a favor de nuestros angustiadores, enemigos y transgresores.
Jesús nos enseñó la teoría (Mateo 5:44) y nos modeló la práctica en la cruz del calvario.
Mateo 5:44 NTV
[44] Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!
Jesús nos da la capacidad de amar a nuestros hermanos más allá de su condición, su error o su ataque.
Cuando alguien nos ofende o ataca, no hablemos con él para atacar, oremos con el Padre para su restauración.
Cuando alguien nos ataca u ofende, esa persona está ensimismada en su error y no le ha sido revelado el mandamiento «amense los unos a los otros». La orden es: ¡No nos bajemos a su nivel! Oremos para que él sea subido al nivel donde Jesús nos ha llevado, el nivel de su Gracia.
El amor llevó a Jesús a la crucifixión, un amor de sacrificio. En cambio, el odio y la maldad dejó a sus transgresores en un nivel más bajo.
Cuando nos sacrificamos por amor, oraremos pidiendo el perdón y el bien de aquellos que nos atacan y procuran nuestro mal. Ahí estaremos pidiendo a Dios que los suba al nivel donde Jesús nos ha llevado.
Por más que nos provoquen ¡No nos bajemos al nivel de ellos! Oremos para que ellos suban al nuestro, al nivel de la Gracia inmerecida.
Toma un tiempo para orar
Mi amado Rey, gracias por el sacrificio de la cruz que me dio la libertad. Gracias por darme libertad cuando merecía juicio y gracias por tu infinito amor. Te pido que me enseñes a amar y a perdonar a quienes me aman y aún más a aquellos que me atacan, señalan y ofenden, así como tú los has hecho conmigo. Hoy pongo a tus pies todo sentimiento de rencor, odio y falta de perdón hacia quienes me rodean y renuncio a esto. Perdono a quienes me ofendieron y te pido perdón, mi amado Jesús, por las veces que te he fallado. Gracias por ser mi modelo a seguir. Amén.