«Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el hijo de Dios, quien me amó y se entrego a sí mismo por mí.»

Gálatas 2:20 | Nueva Traducción Viviente

Cuando pensamos y hablamos surge una conexión entre lo que hay en nuestro corazón y nuestra mente, pero hoy debemos preguntarnos ¿Con qué los estamos alimentando?

Si llenamos nuestra mente y corazón de malas noticias, en eso pensaremos y eso viviremos, pero si los llenamos con la Palabra de Dios, viviremos agradándole a Él.

Así como el deportista debe ejercitarse a diario para lograr una excelente condición física, de igual manera debemos ejercitarnos en la lectura y estudio de la Palabra de Dios para nutrir nuestra mente, fortalecer nuestra relación diaria con Él y entregarnos en amor y obediencia a nuestro Padre, lo cual es garantía de vivir el estilo de vida de nuestro Señor Jesucristo.

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Amado Dios, te entrego mi mente y corazón. Ayúdame a que cada día pueda vivir el estilo de vida que tu hijo, nuestro Señor Jesús nos modeló. Rindo delante de ti mi humanidad, deseo agradarte. Amén

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Excelente palabra llena el corazón

Amado y soberano Dios tú palabra es mi alimento diario siempre quiero vivir apegada a tu verdad tú palabra de vida quiero ser como mi amado Jesús amén amén amén amén amén amén amén

Aleluya! Así es ejercitar cada día la palabra de Dios. Eres maravilloso Señor.