«Hace tanto que son creyentes que ya deberían estar enseñando a otros. En cambio, necesitan que alguien vuelva a enseñarles las cosas básicas de la palabra de Dios. Son como niños pequeños que necesitan leche y no pueden comer alimento sólido. Pues el que se alimenta de leche sigue siendo bebé y no sabe cómo hacer lo correcto. El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo».

Hebreos 5:12-14 | Nueva Traducción Viviente

La palabra de Dios hace referencia en distintas oportunidades a la madurez espiritual. El apóstol Pablo nos exhorta a dejar atrás las cosas de niños y actuar como adultos a medida que avanzamos en la fe.

Cada momento que dedicas al Señor simboliza un paso más en tu crecimiento, cada mensaje que lees, cada predica que escuchas, cada espacio para la oración es un paso en tu formación, eso te hace diferente.

No se trata de cuánto tiempo tengas en Cristo, sino de cuánto te esfuerzas cada día en ser mejor persona.

Madurar implica un crecimiento constante, no una justificación de nuestras acciones con la excusa de “Yo soy así”, porque desde el mismo momento que aceptaste a Cristo como tu Señor y Salvador, recibiste una nueva oportunidad, eres una nueva criatura y ahí comenzó tu crecimiento espiritual.

No dejes de alimentarte con la Palabra de vida que fortalece tu fe.

Haz esta oración

Señor, quiero dejar de ser un niño en la fe y comenzar a actuar con la madurez y la responsabilidad de un adulto que está dispuesto a ser formado por el mejor de los maestros. Te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

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