Una bendición inmerecida

«De su abundancia, todos hemos recibido una bendición inmerecida tras otra».

Juan 1:16 | Nueva Traducción Viviente

Mirar nuestras vidas a través del lente del cielo y no a través de la sociedad, nos hace entender la gracia que ha venido sobre nosotros manifiesta en forma de hombre: Jesús.

Él vino a manifestar su abundancia como Hijo del Creador, nos otorgó perdón, cubrió multitud de faltas, tapó nuestras imperfecciones, blanqueó nuestras vestiduras, cambió nuestro lamento en baile, sanó nuestras heridas del pasado, cambió nuestro presente y nos dio un mejor futuro que día a día ha de manifestarse.

Jesús representa un don, un regalo del cielo que vino a darnos salvación, regalarnos una vida plena y abundante que el Padre quiere para cada uno. Ese don nos alcanzó y todo de manera inmerecida.

Definitivamente es un Amor sin límites. A través de Él se nos dio lugar en la gran familia de Dios y hoy gozamos de una posición de hijos. Y por ser hijos, ahora también somos príncipes y princesas del reino de nuestro Padre.

De su abundancia, todos hemos recibido una bendición inmerecida tras otra.

Haz esta oración

Amado Padre, hoy se desborda mi corazón en gratitud por todo tu inmenso Amor que me ha alcanzado. Cómo no darte gracias si a través de Jesús, tu hijo, mi hermano y Salvador, me has dado bendiciones inmerecidas ¡Gracias Padre por amarme como me amas! Te doy gracias en el nombre de Jesús, amén.