«El orgulloso termina en la vergüenza, y el humilde llega a ser sabio».
Proverbios 11:2 | Traducción en Lenguaje Actual
El orgullo no hace acepción de personas, este busca acompañar al predicador camino al púlpito, como a cada uno de nosotros en todo lo que tratamos de hacer en el día a día.
El cielo fue el epicentro del acto de rebeldía más grande, producto del orgullo gestado en el corazón de un ser superior, puro y perfecto. ¿Qué quedará para nosotros, los seres humanos?
Desde aquel entonces, el orgullo, uno de los productos con más éxito en ventas por las tinieblas, ha habitado en todo ser viviente. Desde arcángeles hasta cristianos, somos susceptibles a este poderoso estupefaciente.
¿Te sientes muy calificado, preparado y muy a la altura del lugar donde Dios te colocó? ¿Te igualas a aquellos que llevan más trayectoria que tú en el área? ¿Ya no tienes tanta humildad para escuchar y ahora solo quieres que todos sepan tu opinión?
Si la respuesta a alguna de las preguntas anteriores fue “sí”, lamentablemente puedes estar sufriendo del peor cáncer, detectado hace miles de años atrás en cielo, en el corazón de Luzbel, y que le produjo la peor caída de todos los siglos, y si no vuelves tu corazón a Dios, es posible que una réplica de aquella gran caída se esté preparando para ti.
Charles Spurgeon cuenta que una vez uno de sus estudiantes se levantó para predicar con gran confianza, lleno de ego y orgullo, y una seguridad por demostrar el gran líder que era, lo llevó al púlpito con el mentón en alto, pero lamentablemente fracasó, su predicación fue un hecho bochornoso, equivocándose y confundiendo términos a causa de los nervios; bajó humillado y muy avergonzado.
Spurgeon lo recibió abajo y le dijo: “Si hubieras subido como bajaste, habrías bajado como subiste”.
Haz esta oración
Amado Padre, te pido perdón por mi orgullo y pongo mi corazón en tus manos, purifícalo y llénalo de la humildad necesaria para honrarte en cada lugar donde esté. Permite que mi vida sea vuelta a ti, forjada por tu Espíritu Santo, que renueve en mí un espíritu noble, humilde y rendido a tus pies. En el nombre de Jesús, amén.
Mi Padre amado gracias por todo. No permitas que el ego, el orgullo entre en mi. 🙏
Amén, gracias padre por cuidarme y no permitir orgullo en vida sigue cuidandonos para que tu propósito se cumpla en tu santo nombre.