El evangelio no es una vida sin problemas, es una vida con propósito.

En la vida siempre vamos a tener situaciones difíciles y retos con varias soluciones a elegir, pero siempre habrá una elección correcta que traiga salvación.

Cuando confiamos en Dios, una situación imposible no es una verdad absoluta. Sabemos que Él está con nosotros, que nos respalda y es mucho más grande que cualquier problema.

Por ello, nuestro propósito es seguir adelante para ver la mano de Dios obrar a nuestro favor, y ser provocadores de milagros. Debemos evitar mirar el pasado y detenernos, estos son actos de cobardía que nos limitan a alcanzar el sueño de Dios para nuestras vidas.

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