Un encuentro con Jesús significa el comienzo de una nueva historia.
El propósito de la pasión de Jesús fue limpiarnos de nuestros pecados y librarnos de la muerte. Él nos ama apasionadamente, no escatimó ser el hijo de Dios para entregarse y darnos acceso al Padre, y la vida eterna.
La pasión no ve condiciones, los apasionados, como nosotros, nos enfocamos en la meta y avanzamos hasta alcanzarla, porque sabemos que detrás de cada obstáculo hay una recompensa.
No buscamos las condiciones adecuadas, ni nos detenemos por situaciones difíciles, sino que trabajamos confiando en Dios y entendiendo que solo es una etapa temporal.
La situación difícil que vives tiene fecha de caducidad. Lo que Dios te va a dar no se compara a lo que tienes ahora.
¡Un peso de mayor Gloria viene para nuestras vidas!
¡Somos apasionados!
No retrocedemos, ¡jamás nos rendimos!
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