La única garantía en que haya éxito en Dios es que le entregues el 100% de ti.
Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor, nuestra vida cambia completamente de adentro hacia afuera.
Hay cambios que producen regeneración, permitiendo que toda marca que nos lastimó sea quitada de nuestra vida, estableciendo una amistad con Dios y convirtiéndonos en buena tierra que a su tiempo da fruto.
Por eso, el buen fruto motiva la respuesta de Dios, y ante Él, todas nuestras cuentas han sido saldadas; pero cuando no damos frutos, se ve en la obligación de podarte para quitar todo aquello que te impide crecer.
Hoy queremos que des frutos en todo tiempo, que haya un renuevo y cambio constante en tu vida, y que permitas que entre el frescor de nuestro Padre.
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