«Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido! No te fue oculto el desarrollo de mi cuerpo mientras yo era formado en lo secreto, mientras era formado en lo más profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de ellos».

Salmo 139:13-16 | Dios Habla Hoy

El embarazo es un tiempo de planificación que representa cambios, donde los futuros padres se esfuerzan por prepararse para que ese nuevo miembro de la familia posea todo lo necesario al momento de su nacimiento.

En ocasiones, un embarazo puede generar incertidumbre o temor, por enfrentarnos algo desconocido. Preguntas como: ¿Estaré preparado como padre? ¿Cómo será?, quizá nos hacen dudar, pero independientemente de las circunstancias, el nacimiento de un niño inspira amor y trae paz al hogar.

Del mismo modo que nuestros padres terrenales se preparan para nuestro nacimiento, ¡Cuánto más nuestro Padre Celestial dispone todo para nuestro bienestar! Qué hermoso es reconocer que el Señor observó cada detalle de nuestra gestación, que el Señor concibió nuestra vida desde principio a fin.

No fuiste creado producto de la casualidad, por lo tanto no eres un error. Fuiste planeado por tu Padre, ¡Tienes propósito, eres creación de Dios!

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Hoy Señor, te doy gracias por revelarme tu divina paternidad. Te doy las gracias porque sé que aunque mi padre y mi madre me abandonaran, tú, mi Dios, jamás me abandonarás. Puedo vivir en paz porque confío en que tú diseñaste cada uno de mis días. Soy producto de tus manos y tengo propósito en esta vida. Amén

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