La responsabilidad que tenemos de ir por todo el mundo y predicar el evangelio, y que todo el que crea sea salvo, tiene que tener gran importancia para nosotros.

Dios nos llamó para convertirnos en instrumentos de su amor y su paz, y predicar su evangelio.

Necesitamos compartir las riquezas que tenemos en el corazón, a pesar de tus cargas y luchas, tú tienes un tesoro en tu corazón: el amor de Dios.

Hay una verdad que tenemos que entender: Todo el que invoque el nombre del Señor será salvo.

Trata de hacer que ellos, esas almas por las que vas, invoquen el nombre del Señor. 

¡Dios es la única vía legal para ser salvos!

Lo que mucha gente conoce es religión, tradición y filosofía, y no al Señor; pero cuando prediques la Palabra, se va a desatar una fe salvadora en las personas, dándole la oportunidad de creer.

La necesidad que tenemos hoy en día no es de más templo, sino de más obreros, personas llenas de compasión por el perdido.

Hay que tener un sentido de urgencia, hoy es el día de anunciarlo que solo Cristo salva.

Predica la palabra a tiempo y fuera de tiempo.

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