Los errores del pasado no anulan el propósito de Dios en nuestra vida.
Las situaciones difíciles forman y desarrollan el carácter de Cristo en nosotros. Damos gracias a Dios porque incluso en los momentos de angustia y desesperanza, podemos ver y acudir a Jesús.
En la vida tendremos altas y bajas, pero lo importante es saber si nuestra actitud, en medio de ellas, nos aleja o nos acerca a Dios.
Jesús nos ve con ojos de amor y misericordia. Él murió por nosotros para darnos una vida victoriosa y para que se cumpla el sueño de Dios en cada uno.
Soltemos el pasado y corramos a Jesús, Él nos perdona, sana y restaura nuestro corazón para cumplir el propósito de Dios.
Vayamos a los pies de Jesús, ¡ahí hay restauración!
. . .
Disfruta de este mensaje completo a continuación…