Tu fe tiene que ser inconmovible ante las dificultades y amenazas.
Cuando enfrentamos algún proceso, el enemigo busca dañar nuestra perspectiva de Dios. Él quiere que pensemos que Dios es lejano y no tiene el poder para ayudarnos, cuando la verdad es que Dios está a nuestro lado para sostenernos y levantarnos.
En medio del desaliento, Dios nos manda a levantar, porque el estableció un propósito en nuestras vidas y sobre mí hay una promesa de bendición que no pasará.
Levántate y ten en cuenta que el desaliento daña tu imagen, te evita cumplir tus responsabilidades y culpas a otros por tus fallas.
Ninguna situación es más grande que nuestro Dios, en cada uno de nosotros hay un propósito divino.
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