Lo que genera el Pentecostés es que seamos apasionados. ¡Dios necesita que seas ferviente!
El propósito siempre te va a señalar la dirección correcta a seguir, pero la pasión es lo que te va impulsar.
Podemos ver manifestada la pasión por Dios en diferentes áreas, y eso se da cuando tenemos una comunicación estrecha con Él.
Tenemos que amar a Dios, porque la pasión que nos lleva a amarlo, nos llevará a amar todo lo que Él ha hecho.
¿Quieres aumentar esa pasión por el Señor? Entonces búscalo, evalúa tu relación y mírate internamente, y examina tus motivos.
Te vas a enfrentar a muchas cosas en la vida con Cristo, pero ninguna te puede apagar el fuego del Señor.
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