Nuestra relación con Dios debe estar en primer lugar.
Jesús restauró el puente de comunicación que estaba caído. Es responsabilidad de cada uno de nosotros, conectar individualmente con nuestro Padre Celestial.
Dios espera que nos acerquemos a Él para construir una vida de relación, no de oportunismo o circunstancial, sino de agradecimiento y amor.
Coloquemos a Dios en primer lugar, limpiemos nuestro corazón de todo pecado y trabajemos en los hábitos, actitudes o cosas que son obstáculos para tener un tiempo de oración e intimidad.
Una buena relación con Dios se construye como cualquier otra, pasando tiempo con Él.
Por ello, asume el compromiso de orar y leer la Biblia diariamente. Los cambios vienen cuando a pesar de las situaciones seguimos adelante cultivando la mejor relación de todas, nuestra relación con Dios.
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