Primero tenemos que ganar nuestras batallas, antes de querer pelear las de otros.
Dios utiliza su Iglesia para la guerra espiritual, Él nos prepara para hacer frente a las tinieblas en el nombre de Jesús.
Nuestra guerra no es contra las personas o cosas, sino con enemigos espirituales. Por eso la importancia de examinar nuestras vidas y entender que muchas situaciones son provocadas por nuestras decisiones, y otras por los planes perversos del enemigo.
Satanás utiliza lo que el hombre le entrega: el pecado. La única forma en que los planes del enemigo avancen es que haya desobediencia en las personas.
Lleva cautivo, a la obediencia de Cristo, todas las emociones, los sentimientos y tu vida, para caminar en santidad, integridad y utilizar nuestras armas espirituales con autoridad.
Todos los días libramos batallas, pero no estamos solos, ¡Dios está con nosotros!
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