Aprender y vivir, valorando al pastor y a su familia, es un principio de honra para los que día a día, somos perfeccionados a través de ese instrumento escogido por Dios.
Todos tenemos la necesidad no solo de amar, sino de ser amados, saber que somos apreciados.
El apóstol Pablo nos enseña que también debemos demostrarle amor a nuestros pastores, honrarlos, procurar que el tiempo que estemos juntos sea bueno, de crecimiento, somos un cuerpo y así nos desarrollamos.
El trabajo pastoral no implica solo al pastor, también su hogar; por eso debemos amar a su familia también.
Ser pastor tiene un perfil bíblico que conlleva tiempo, dedicación y relación íntima con el Señor; pero también una responsabilidad con la Iglesia de Cristo. Nuestro trabajo es responder y corresponderles, somos equipo con nuestros pastores. ¡No podemos ser indiferentes!
En este mensaje, nuestra Pastora Yetsy de Lucambio nos dejó 4 puntos claves para aprender a valorar a nuestros pastores y estos son:
- Entender la función del pastor
- Entender que el pastorado es una cuestión familiar
- Entender que la prioridad del pastor es velar por sí mismo y su hogar
- Ejercer la gratitud
No podemos honrar lo que no entendemos, el sentido de la honra es revelado, pero debemos pedirlo al Espíritu Santo. Estamos siendo perfeccionados a través del instrumento escogido por nuestro Señor: nuestros pastores; seamos entonces, instrumentos de crecimiento, de fortalecimiento, amándonos unos a otros, estimándonos y veremos la manifestación de Dios en nuestra vida y congregación.
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