¡No te fíes en tu prudencia, confía en Dios! Vivir caminando sobre las aguas tiene un precio, pero nos hace aprender a esperar en el Señor.
Tenemos que aprender que temor y crecimiento siempre van de la mano.
¡La vida cristiana debe ser una búsqueda constante de crecimiento y desarrollo! Y en Mateo 14:13 en adelante, podemos ver cómo las grandes enseñanzas se aprenden mar adentro, a veces llegamos al Señor y nos queremos conformar con permanecer en el confort y seguridad que nos ofrece la orilla, la cual representa la vida sin compromiso, sin sacrificio, el Evangelio sin cruz.
Pero cuanto más oscura sea la noche, cuando más sea azotada tu barca por fuertes vientos y olas, cuando más solo o sola te puedas sentir; Dios solo está preparando el escenario para manifestar un milagro extraordinario para tu vida. ¡No es momento para renegar, sino para clamar que en medio de esa situación tú verás su gloria!
Y de las tormentas podemos aprender que:
- Vienen a nuestras vidas cuando menos las estamos esperando.
- Aparecen después de grandes bendiciones.
- Llegarán aunque estés con Jesús y él contigo, son para crecer.
- Vienen para hundirnos.
- El Señor hará algo a tu favor.
Pero Dios prepara estos escenarios para llevarnos a otra dimensión, y por eso las personas que se determinan a caminar sobre las aguas en medio de la tormenta, tienen esas características:
- Reconocen la presencia de Dios.
- Saben discernir entre fe e imprudencia.
- Salen de la barca en obediencia a la palabra de Dios.
- Enfrentan los problemas.
- Aceptan el temor como precio para el crecimiento.
Reconozcamos al Señor en todos nuestros caminos, en todas nuestras bendiciones, en cada acto de provisión, de sanidad, de bondad, cada puerta abierta es un momento de reconocerlo.
¿Cuál es la barca que te tiene atado? ¡Hoy Dios rompe todo esos yugos que te atan a ese lugar seguro y te dice: sal de la barca! Arriesga, muévete, no tengas temor, ¡Él está contigo!
La iglesia debe caminar detrás de quien provoca el milagro, ¡Mientras más grande sean tus bendiciones, más tienes que depender del Señor!
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