Hallar a Cristo, es hallar la Luz de la vida. Él es la Luz de los hombres. Todo aquel que se acerca a Jesús, será iluminado por su Amor y su Gracia.
Nuestra vida tiene por delante, capítulos por ser escritos, nuevas oportunidades para hacerlo mejor, pero nunca olvidemos que es por su infinita misericordia
Nuestro incienso agradable es anhelado por el Padre, mucho más de lo que nosotros le anhelamos a Él. Nuestro Padre siempre nos espera en el lugar íntimo.
Si conocemos a Jesús, entonces tenemos como prioridad ser luz para nuestra familia. Nuestro lema debe ser: Viviré santificando mi casa
¡Cuán importante es vivir una vida con propósito! Vivir nuestro propósito de vida, pero aún más importante vivir nuestro propósito en Dios!
¿Cómo poner mis dones y talentos al servicio del Señor? ora, conócete, involúcrate, identifica necesidades y mantente atento a lo que otros dicen de ti.
No te inclines ante tus miedos o incertidumbres, sino ante el Rey de reyes. No me inclino ante los baales. Dios es el ÚNICO que puede salvarnos.
Es en los tiempos difíciles que debemos atesorar los principios fundamentales que no debemos olvidar, para tener la dirección correcta de nuestra vida en Dios.
Las circunstancias y situaciones permitidas por Dios en nuestras vidas buscan un despertar y capacitarnos al punto que declaremos: Y yo me levanté…en ayuno y oración.
Las batallas que Dios permite en nuestras vidas, es para formarnos hasta que digamos: Y yo me levanté…como guerrera
Ha llegado el momento en nuestras vidas de levantarnos, al punto que lleguemos a decir: Y yo me levanté…como intercesora y Dios me dio la victoria.
Nuestro anhelo como padres debe ser querer ser mejores cada día y así poder ejercer una paternidad afectiva y responsable
Dios es nuestro mejor ejemplo de un padre que no se rinde, Él nos ama incondicionalmente y sus promesas están a disposición de sus hijos.
