El hambre más grande que el ser humano puede experimentar es el hambre espiritual. No debemos ignorar el hambre espiritual ¡No ignores el hambre espiritual!

“He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.” Amos 8:11

En ese tiempo, la gente era dura de corazón y no recibía el mensaje de los profetas, la voz del Señor; y hoy, el mensaje escrito de Dios, tiene alcance ilimitado y más que nunca hay necesidad de ese alimento, pero aún así hay personas muriendo de hambre aún con la mesa servida con palabra de nuestro Dios maravilloso.

¿A cuántas personas se les ha predicado y aun así no reciben al Señor? ¿A cuántas iglesias se les predica el mensaje de consagración y santificación, pero prefieren vivir en una indiferencia espiritual? Pero nada puede saciar el hambre y la sed de tu alma como la presencia del Señor; y a menudo, no alimentamos el hambre con lo que debe ser. 🙅🏽‍♂️

El hambre espiritual mal saciada produce en nosotros conductas incorrectas y eso determina nuestros pensamientos y conductas. Cuando pienses en la saciedad de tu espíritu y de tu alma, hazlo de manera correcta: con el Pan de Vida. ¡Solo Dios puede saciarla!

“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Juan 6:35

El hambre espiritual es voraz, se aferra a cualquier cosa que parezca sustento. Y hay gente que sabe que necesita ”vitamina espiritual”, tiempo de intimidad con Dios, pero la comida “chatarra” de la vida tienta día a día, de múltiples maneras busca entretenernos parcialmente, pero eso no sustentará el alma. El hambre del espíritu genera egoísmo, enciende las emociones distorsionadas y esas emociones te dominarán.

El afán de la vida te lleva a querer satisfacer tu hambre espiritual con lo pasajero o material, pero sean conocidas tus peticiones delante del Señor; ¡No te afanes por nada, su paz te inundará!

Interésate por la Palabra de Dios, léela, escudríñala, estúdiala y memorízala; anhela aún más orar, relacionarte con tu Creador de manera profunda; desea conocer más los caminos del Señor, su voluntad y hacerla; aumenta tu fe en Dios.

Lo que el Padre te va a revelar, lo hará a través de tu tiempo de oración y búsqueda, de Su Palabra, si tienes hambre, ¡Dios tiene ese alimento para ti, sacia tu hambre en Él!

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