Hallar a Cristo, es hallar la Luz de la vida. Él es la Luz de los hombres. Todo aquel que se acerca a Jesús, será iluminado por su Amor y su Gracia.
Nuestra vida tiene por delante, capítulos por ser escritos, nuevas oportunidades para hacerlo mejor, pero nunca olvidemos que es por su infinita misericordia
Nuestro incienso agradable es anhelado por el Padre, mucho más de lo que nosotros le anhelamos a Él. Nuestro Padre siempre nos espera en el lugar íntimo.
Qué bueno es saber que el Espíritu Santo mora en ti, por Él tienes a Cristo, es el que te guarda, te levanta, te da ánimos, va delante de ti ¡en todo tiempo!
Somos el resultado de lo que nuestras generaciones pasadas nos han dejado, depende de nuestras decisiones del presente, el desarrollo de las siguientes generaciones.
Dios tiene una palabra para cada escenario de tu vida, lo que estás pasando no es casualidad, no es algo que se ha salido de su control.
No hay nada en el mundo que sea más grande que tener a Cristo dentro de tu familia, porque si lo tienes a Él, aunque no tengas nada, lo tienes todo.
¿Cuál es la diferencia entre los que son victoriosos o fracasados en la vida? El control sobre lo que piensan.
Así como en la época de José, quien nos enseñó, a través de su historia, a tener paciencia en medio del proceso, de igual manera nosotros debemos aprender a esperar, aferrarnos a la palabra de Dios y ser íntegros en nuestros caminos.
No se trata de entender a Dios y sus procesos, se trata de creerle a Dios por lo que es capaz de hacer en medio de tu proceso.
Dios te creó con potencial, dentro de ti hay recursos, valores, herramientas dadas por Él para alcanzar todo lo que te propongas.
¿Qué haces con lo que recibes, lo guardas en un clóset o en un baúl? La primera opción es la que sueles revisar más, pero no la llenes con aquello que no vas a utilizar.
Cuando necesitas un milagro, tienes que atreverte a probar al Señor y para eso necesitas fe, en Él y en Su Palabra.
