Cada proceso forma parte de una preparación para llegar al cumplimiento de tu llamado. Tu proceso comienza con la revelación de tu destino.
Dios te enamora de tu destino, pero no te habla del proceso que vas a vivir en él; y es que si te habla de eso, te vas a pensar dos veces tu llamado.
En la historia de Pablo, en Hechos 27:13 en adelante, se nos enseña que él va camino a un destino y en medio de ese viaje, se presenta una tormenta, un huracán: “Euroclidón”. Ese tipo de tormentas solo se le aparece a los que van camino a su destino, pues les anuncia que van en el camino correcto.
Dios permite que pases dificultades para formar en ti el hombre, la mujer de destino que ya él ha establecido. Él no va a quitar la tormenta, estará contigo en medio de ella y eso te dará la victoria. No es fácil, pero es parte de tu proceso.
¡El que te hace el llamado, te unge para pasar por la tormenta! Al contrario de lo que otros piensan, así como comienza, también hay un final.
“A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla.” 1 Corintios 10:13 RVC
Pablo sabía que al Dios que él servía, le había marcado un rumbo; lo dirigía la palabra que sobre él orbitaba. ¿Qué guía tu vida? ¿El miedo o la fe, la carne o el espíritu, los problemas o la promesa? A Pablo lo dirigía la Palabra, ella nos dice que a nosotros nos dirige el Espíritu Santo.
En medio de su momento más desesperanzador, el Señor lo alentó y le recordó que su circunstancia no era lo que lo llevaría, sino la palabra profética. Quizá el cumplimiento de tu destino no se llevará a cabo con lo que tú crees, sino que en el camino entenderás que en la voluntad de Dios nada es pérdida, todo es ganancia. ¡Lo que pierdes en el proceso, es una semilla para tu propósito!
Lo que tú recibes después de haber atravesado tu “Euroclidón” te habilita para enfrentar cualquier ataque de la tiniebla. ¡Hay una unción, una madurez, una autoridad, una gloria que antes no tenías!
Sobrevivir a tu naufragio se convertirá en tu mayor testimonio, ese manto no lo vas a recibir de un día para otro, es mucho lo que se atraviesa, pero recuerda tu proceso comienza con la revelación de tu destino.