Cada uno de nosotros tiene dones, pero también la responsabilidad de cómo usarlos. Un gran don conlleva una gran responsabilidad.
Así como los tres siervos de la Parábola de los Talentos en Mateo 25:15-30, donde dos de ellos multiplicaron los talentos que se les fueron entregados, pero el tercero, por miedo, enterró su talento y jamás lo usó.
Nuestros dones y talentos son un regalo de Dios, y también herramientas que podemos poner a su servicio como un acto de gratitud hacia Él. Pero, ¿cómo podemos identificar nuestros dones?
1. Reflexión personal.
2. La retroalimentación con nuestros hermanos.
3. Guía del Espíritu Santo.
Cuando le somos fieles al Señor y le entregamos nuestros dones, capacidades, talentos, y tomamos la decisión de darle todo sin medida, con humildad y con gratitud de corazón, Él nos da ese gozo que solo podemos sentir cuando sabemos que estamos haciendo las cosas para su gloria y honra.
¿Con cuál siervo te identificas? ¿Estás usando, multiplicando o enterrando los talentos que Dios te ha entregado? ¡Toma la decisión de buscar en espíritu y en verdad al Espíritu Santo que te revelará ese regalo que Dios ya destinó para ti!
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