No aguardes a que las condiciones ideales se presenten, sino dedícate a buscar la gloria de Dios en todo momento y en cada situación. Él no depende de circunstancias perfectas para obrar en tu vida; más bien, su invitación es constante y poderosa. Dentro de las promesas relacionadas con su gloria, Dios nos llama a un estado de insatisfacción santa, donde anhelemos más y más de su presencia. No te conformes con poco; esfuerza tu espíritu y procura que tu copa se desborde con la plenitud del Espíritu Santo, reflejando su luz y gracia en cada aspecto de tu existencia.
Para comprender el significado profundo de la gloria de Dios, es necesario considerar tres elementos esenciales que juntos conforman su manifestación:
1. Su presencia: Se trata del acompañamiento continuo e incondicional del Espíritu Santo en tu caminar diario, una conexión íntima que te guía y fortalece.
2. Su poder: Es la evidencia tangible de la activa intervención divina en tu vida. Cuando el poder de Dios se manifiesta, lo invisible se hace evidente y lo imposible se vuelve posible.
3. La unción: Este es el flujo transformador del poder divino que opera en ti y que impacta a los demás. A través de tu testimonio, palabras y acciones, la unción lleva la esencia del cielo a quienes te rodean.
Al amalgamarse estas tres realidades espirituales, experimentamos la gloria de Dios desplegándose en nuestras vidas: la unión perfecta entre su presencia, su poder y su unción. Es algo tan sublime y sobrenatural que no ocurre de manera pasiva; necesita ser provocado con fervor, oración y fe. Implica buscarlo constantemente, rendirnos ante Él y vivir en una actitud de completa devoción y dependencia.
En este tiempo de avivamiento espiritual, cuando Dios está moviéndose activamente en tu interior y a través de ti, no es raro que el enemigo busque paralizarte, atacando áreas sensibles de tu vida para generarte temor o duda. Sin embargo, no permitas que esas estrategias desvíen tu mirada del propósito eterno. Ahora es el momento propicio para levantarte con autoridad, interceder con valentía y perseverar en alcanzar las gloriosas promesas que Dios te ha dado.
No te desanimes; avanza con determinación sabiendo que la gloria de Dios es mucho más grande que cualquier desafío que enfrentes. ¡Es tiempo de alzar tus manos, clamar con fe y ver cómo lo sobrenatural de Dios transforma tu presente y prepara tu futuro!
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Pastor Joel López
Mensaje predicado en la Iglesia Centro de Esperanza (Sede Central)
Martes, 25 de Marzo de 2025
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