«Los que siembran con lágrimas, cosecharán con gritos de alegría.»Salmos 126:5
En cada ayuno, vivimos una experiencia única y Dios mira con agrado a un pueblo que se humilla y clama por Su presencia.
Hoy, nuestro hermano Emanuel Lucambio, nos recordó que llorar no es sinónimo de debilidad, si hay algo que respeta Dios, son tus lágrimas.
Llorar te hace sentir libre, al soltar tus lágrimas, Dios te llena de lo que tiene para darte.
Las lágrimas son un pasaje seguro a una respuesta de Dios, tú vales mucho en el Señor.
¡Aprende a derramar tu perfume delante de Él! Necesitas llorar.
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