« ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, Cuando la iniquidad de mis opresores me rodeare? »

Salmos 49:5 | Reina Valera 1960

A todos nos llegan días de adversidad. Ricos o pobres, hombres o mujeres, buenos o malos, de una u otra forma las pruebas y los días grises son estaciones por las que tendremos que pasar en algún momento.

Cuando llegan esos momentos nos sentimos en angustia, desesperados, muchas veces solitarios y el temor nos hace su presa. El miedo a lo desconocido nos hace flaquear y querer huir asustados.

Sin embargo, es en medio de nuestra más atemorizante crisis cuando Dios nos dice: “Confía en Mí ¡NO tengas miedo! ¡NO estás solo o sola!”

Aunque no entiendas qué está pasando, ten la suficiente confianza en que Dios no ha perdido el control de la situación.

No permitas que los sentimientos de temor se apoderen de ti, invalidando las promesas y la Palabra de Dios para tu vida. ¡Dios hará milagros!

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Amado Padre, gracias porque tú me amaste primero. Gracias Señor porque diste la vida por mí, gracias por darme una nueva oportunidad cada día. Quiero conocerte y amarte cada día más. En el nombre de Jesús, amén.

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Amado y soberano Dios tú eres mi fortaleza y mi pronto auxilio en la tribulación no temeré porque sé que tú el Dios de Jacob está conmigo gracias por tu presencia en mi vida hoy es un día para ver tus maravillas y tu bondad amén amén amén amén amén amén amén amén