«El cuerpo de ustedes es como un templo, y en ese templo vive el Espíritu Santo que Dios les ha dado. Ustedes no son sus propios dueños».
1 Corintios 6:19 | Traducción de Lenguaje Actual
En la Segunda Guerra Mundial, un aviador salió de su base a fin de atacar en determinado sitio. Ya lejos de la tierra, notó que una rata roía las cuerdas de su paracaídas.
El aviador en vez de volver a tierra, y conociendo la poca resistencia de las ratas a las alturas, elevó su avión hasta que las ratas murieron a consecuencia de la presión por la elevación.
Así pasa con nosotros, si las ratas del vicio y el pecado están cortando los hilos de nuestra comunión con Dios, esto se debe a que volamos bajo, muy bajo, tan bajo que el ambiente es propicio para las actividades del pecado.
Pero si volamos a considerable altura, como cosa muy natural, las ratas de los vicios dejarán de perjudicarnos porque estallarán a causa de la presión por la altura.
Si hoy eres víctima del vicio y el pecado, ¡Elévate, elévate, en tu relación con Dios! hasta que tanto el vicio como el pecado, pierdan todo su poder y dignifiques, y exaltes al Espíritu Santo.
Haz esta oración
Padre, gracias por darme el privilegio de ser templo y morada del Espíritu Santo. Ayúdame a que cada día pueda afirmar mi relación contigo, vivir en santidad y a medidas que tú creces en mí, el pecado mengüe. En el nombre de Jesús, amén.
Amén!