«Hermanos, no considero haber llegado ya a la meta, pero esto sí es lo que hago: me olvido del pasado y me esfuerzo por alcanzar lo que está adelante».

Filipenses 3:13 | Palabra de Dios para Todos

Constantemente nos vemos en la tentación de mirar nuestro pasado, sobre todo cuando atravesamos situaciones contrarias y difíciles.

El apóstol no escapaba de esta realidad, gran parte de sus cartas fueron escritas desde prisiones, con grilletes y bajo amenazas de muerte.

No era raro que su pasado le visitara constantemente para sugerirle que lo mejor había quedado atrás y que nada esperanzador había delante de él.

Por sus palabras, demuestra haber estado consciente de que no se trataba de quién él había sido ni de lo que había tenido, se trataba del plan de Dios que siempre lleva consigo esperanza y vida.

Dios tenía un propósito con él, su experiencia y aquel lugar, él estaba a las puertas de algo grande que no podía ser contenido por la pequeñez de la circunstancia. ¡Había una esperanza, existía una meta!

En medio de la dificultad, no mires tu pasado. No se trata de quién fuiste o tuviste, sino de hacia dónde te lleva Dios. ¡Hay una esperanza y una meta con propósito delante de ti!

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Amado Padre, he decidido seguir a Cristo y creo que lo viejo quedó atrás. Lo que vivo no es el final, sé que hay una meta delante de mí. Dame las fuerzas, el enfoque y todo lo necesario para llegar. Amén.

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