«Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada».

Génesis 13:14-15 | Nueva Versión Internacional

¿Tienes un sueño? ¿Qué tan grande es? Cuando lo contemplas y lo comparas con tu realidad, ¿Lo ves como un imposible?

No eres la única persona que ha visto sus sueños así, la historia nos muestra las huellas de personajes que también fueron cautivados por sueños más grandes que ellos. Hombres y mujeres que dejaron hallazgos, inventos y movimientos a favor de la humanidad, todos ellos se enfrentaron a situaciones como las que tú y yo enfrentamos hoy.

Pero… ¿Qué hicieron ellos? Sin duda alguna, cada uno tenía una poderosa llama interior que podríamos definir como: El sueño de Dios. Todos fueron movidos por un sueño que los inquietó, los desafió e inspiró a creer mucho más allá de sus posibilidades y recursos. Esa llama interior está dentro de ti hoy, cree y avanza, ¡tú eres un soñador!

Los grandes soñadores no temen pagar el precio por aquello que palpita en sus corazones. No les intimida el esfuerzo, aun cuando la recompensa sea de largo plazo. Posiblemente, camino a tu sueño, experimentes situaciones difíciles, pero no olvides que debajo de tus más dolorosas experiencias se pueden esconder tu más gloriosas bendiciones.

Ten presente que lo importante no es la fecha de tu nacimiento, ni la de tu muerte, sino lo que pasa contigo entre esos dos puntos de referencia. Puede que te cuestiones al contemplar tu sueño, porque parece ser más grande y ambicioso que tu realidad, pero debes saber que si fuera fácil, Dios hubiese pensado en otro.

¿Morirías por tu sueño? A pesar de las crisis, ¿Sientes pasión por lo que haces? Si tu respuesta fue “sí”, entonces eres la persona correcta. Dios no se equivocó cuando pensó en ti. Defínelo, medita y aférrate a tu sueño.

Si quieres alcanzar lo que Dios depositó en tu espíritu, debes desviar tu mirada de los fracasos del ayer. Tu sueño solo espera por alguien, sí, por alguien, y esa persona eres tú.

Si tu espíritu fue embarazado por un sueño, tu destino es uno solo: Triunfar. Haz de la disciplina tu fundamento edificador dentro del proceso, un soñador se prepara para hacer lo que debe y no lo que quiere.

Hoy, te invito a que vayamos a visitar el futuro desde el lugar donde estás. Mira hacia adelante, unos cuantos años, diez, quince o veinte años, ¿lograste verlo? ¡Sí!, el éxito está ahí, te está esperando. El cumplimiento de tu sueño es un hecho.

Ese sueño que Dios colocó en tu corazón es una realidad, pero debes comenzar a caminar hacia ese futuro y algún día dirás: “No fue fácil, pero lo logré”.

No hay tiempo que perder, la orden de Dios es: Corre para ganar, ¡No hay opción al fracaso!

Devocional escrito por: Pastor Joel López, basado en el capítulo 1 de su libro “Sueños sin límites”

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Amado Padre, hoy te doy gracias por darme la vida y en ella colocar esa llama interior que es tu sueño. Permíteme ver, desde el lugar donde estoy, todo lo grande que puedes alcanzar a través de mi vida para exaltar el nombre de Jesús. Te pido que me des la determinación, la disciplina y el carácter para llegar a ver su cumplimiento y no renunciar en el intento. Provee todo lo necesario, tangible o intangible, para avanzar en cada paso y haz que mi fe crezca en este camino, te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

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Amén amén amén amén te pido que me ayudes a crecer en ti para lograr la disciplina el carácter y el enfoque para lograr mis sueños que son tus sueños que la llama que pusiste en mi crezca cada día amén amén. Amén amén. Amen

Amén Amén Amén. Gracias mi Dios por ser mi mejor guía, mi mejor compañía y mi galardon. Te amo Dios el más grande logro es vivir para ti y por ti