«Pero ¿acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré».
Isaías 49:15 | Dios Habla Hoy
Ser madre es un reto diario, es asumir muchas profesiones inexploradas por cumplir un rol determinante, es dar cariño con brazos cálidos y protectores, es sacrificio constante con una sonrisa en el alma, simplemente por amor, un amor entrañable.
No existe madre perfecta, ni una sola, pero existen mujeres con corazones dispuestos a ser impulsadoras de destinos, valientes, constantes, determinadas, guiadas y fortalecidas por el Espíritu Santo. Podemos ver el amor de Dios a través de una madre, ¡hay tantas características de Él en ella!
Disfruta la bendición que Dios te dio al tenerla, si está físicamente y cerca, ten un tiempo de calidad, abrázala. Si está a la distancia, recuérdala bonito, llámala. Si ya no está, que no se entristezca tu corazón, da gracias por lo que te enseñó, hónrala.
Y quizá digas “Yo ni siquiera la tuve”, pero alza tus ojos al cielo y di “¡Gracias, Señor!”, porque tienes un Padre Celestial que nunca te olvidará ni te abandonará, que con amor inagotable te guiará.
Haz esta oración
Gracias, mi Dios, por la bendición que me diste al tener a un ángel en esta tierra a quien llamar “Mamá”. Hoy quiero bendecirla, en el nombre de Jesús, y a cada mujer que le has dado la oportunidad de impulsar hombres y mujeres de propósito. Amén.