«Cuídense unos a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a muchos».
Hebreos 12:15 | Nueva Traducción Viviente
No estamos exentos a que lleguen a nuestras vidas personas que nos puedan herir o molestar con sus palabras y acciones, pero en nosotros está el no permitir que esa emoción produzca una raíz de amargura.
Nuestras acciones pueden desencadenar una serie de situaciones que no sabemos hasta dónde llegarán, ahora imagina qué pasa si lastimas a alguien a causa de lo que te hicieron a ti. Sería algo como: te lastiman, tú lastimas a otros y esos a los demás… y la historia puede seguir.
Procura cuidar tu corazón, perdona si otra persona te ofende y sé reflejo de lo que Dios está haciendo en tu vida. También, cuida el corazón de los demás, habla desde el amor, piensa antes de hablar y aun si fallas, reconoce y pide perdón por la falta cometida.
No es una tarea fácil, pero debemos esforzarnos por vivir en paz.
Seamos un canal de bendición y de edificación, que nuestras acciones sean el mayor testimonio de que el Señor es real y que agradecemos su regalo inmerecido: Su gracia.
Haz esta oración
Mi Dios, gracias por lo que haces en mí y a través de mí. Ayúdame a llevar una vida santa porque sin santidad no te veré. Gracias por tu gracia que sin merecerla te complaces en entregármela. Ayúdame a cuidar mi corazón y el de otros. Amén.