Dime, ¿quién es tu Dios?

Cuando pasamos por el fuego, por la tormenta y por fuertes vientos, el verdadero valor de esta pregunta y su respuesta, sale a la luz desde nuestro interior.

Reflexiona en este versículo

«Yo, por mi parte, voy a pedirle ayuda a Dios; ¡él habrá de salvarme! Mañana, tarde y noche, no dejaré de rogarle; ¡él habrá de escucharme! Mucha gente me ataca, pero él me rescatará; me hará salir sano y salvo de la lucha que ahora libro».

Salmos 55:16‭-‬18 | Traducción en Lenguaje Actual

¿Quién es tu Dios? Esta pregunta parece ser trivial y casi sin sentido. Responderla podría ser de forma casi automática y mecánica, fundamentada intelectualmente y con un buen razonamiento.

Pero es cuando pasamos por el fuego, por la tormenta y por fuertes vientos, que el verdadero valor de esta pregunta y su respuesta salen a la luz desde nuestro interior y dejan saber verdaderamente ¿Quién es nuestro Dios?

En medio de la presión del momento, el peso de la verdad interior sale a la luz, y responde por sí misma la pregunta que titula este devocional.

Podríamos afirmar con nuestra boca que él es nuestro proveedor, pero con nuestras acciones, resolvemos en nuestras propias fuerzas con soluciones humanas y apegadas al hombre exterior.

En los momentos más densos y oscuros debe venir el brillo que proviene del Espíritu a nuestro espíritu, y la verdad alumbrará nuestro ser entero, para poder develar quién es nuestro Dios y qué será de nosotros.

Solo entonces, si reconoces quién es tu Dios…

– Te diré quién es tu Padre, que te ama con amor eterno y no te dejará nunca.
– Te diré quién es tu Pastor, por lo tanto nada te faltará, te guiará y te cuidará.
– Te diré quién es el Escudo, alrededor de ti y tu familia.
– Te recordaré cuál será el fin del Goliat que hoy te intimida.
– Te recordaré cuál será el fin de los muros altos y fuertes que hoy están entre tú y tu conquista.
Y por último, te recordaré quién es más que victorioso.

Toma un tiempo para orar

Hoy mi boca confiesa, mi corazón cree y mi vida se mueve en fe, en medio de cualquier circunstancia, para ver al Dios de mi salvación obrar conforme a sus promesas a mi favor. Mi Dios es suficientemente poderoso, dueño de todo y rey del cielo. Amén

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