El lugar de completa paz

El mundo en el que vivimos nos ha enseñado a vivir en el lugar espacioso de la desesperanza, de la preocupación, de la angustia y el desenfreno, pero nunca en una completa paz. Esto es desconocido para esta sociedad.

Pero existe un refugio exclusivo para aquellos que decidimos confiar en Dios y apelar a su Palabra de manera constante e intencionalmente, este se llama “el lugar de completa paz”.

El Señor premia la perseverancia con un estado que va mucho más allá de nosotros, es decir, que no le falta nada y que reina en medio de la adversidad más agobiante y la situación más estresante que pueda existir.

Todo se basa en una acción: hacer perseverar nuestro pensamiento en Dios. Cuando todo está en crisis, en adversidad o totalmente opuesto a lo que parece ser un escenario dichoso y bendecido, ahí, justo ahí, le damos protagonismo a la poderosa Palabra de Dios, para que nuestros pensamientos se alineen a su voluntad y no se amolden a nuestra circunstancia.

Nuestros pensamientos no perseverarán por casualidad, sino por intencionalidad. Debemos meter a Dios de manera intencional en nuestra vida, aun cuando todo quiere empujarnos a sacarlo de la ecuación.

La manera más eficiente de lograr esto es dándole paso al Espíritu Santo; solo el Espíritu puede guiarnos a toda verdad por medio de las Escrituras.