«Sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio».

Filipenses 1:27 | Nueva Versión Internacional

Cuando las personas o los acontecimientos vienen en tu contra, «sigue firme» (v.27), en unidad contra toda la oposición y los ataques que debes enfrentar.

El lenguaje que Pablo utiliza en este versículo es el de una falange («phalanx»), la más formidable organización táctica militar de la antigüedad.

La falange fue una organización táctica para la guerra creada en la Antigua Grecia y luego imitada por varias civilizaciones mediterráneas. Por extensión, los autores antiguos suelen llamar “falange” a cualquier ejército que combate, formando una única fila de combatientes muy próximos entre sí, al estilo de la clásica.

Juntando sus escudos y sus lanzas en el frente, los soldados estaban formados hombro con hombro en líneas de ocho hombres de profundidad; mientras no rompieran la formación, eran prácticamente invencibles.

Aquel que quisiera destacar en combate saliendo de la fila, queriendo ser un protagonista, o enfocándose en otro objetivo, ponía en peligro su vida al no tener compañeros que protegieran sus costados, y al mismo tiempo, ponía en peligro a la falange al dejar un hueco por el que puede ser rota la línea. No había sitio para combates individuales, heróicos y protagonistas.

¿Has sentido la tentación de renunciar a tu tarea o llamado en Dios?

Por ver tan sencillo tu lugar, ¿quieres soltarlo y enfocarte en algo más protagónico?

¿Te comprometiste a hacer algo para Dios y lo dejaste en el camino?

No renuncies, no dejes las cosas a la mitad, no te desentiendas. Al hacerlo estás rompiendo las filas, te estás exponiendo, y estás exponiendo a tus hermanos.

El apóstol te llama a ser un falange, seguir firme en el área donde fuiste llamado, sé constante, determinado, ¡hasta llegar a la victoria!

Haz esta oración

Padre, ayúdame a mantenerme firme en tu llamado, firme en lo que me entregues. Fortaléceme y hazme crecer en cada compromiso al cual digo “sí”. Que no sea yo un abortivo y un mal testimonio para otros que vienen detrás de mí; que junto a mis hermanos, nos mantengamos siendo “uno”. En el nombre de Jesús, amén.

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