«Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra».
Mateo 6:10 | Reina-Valera 1960
Muchas veces hemos leído y repetido este versículo, ¡Tantas veces se lo decimos a otros!, pero que difícil se vuelve cuando nos toca vivirlo.
Duele decirlo, sobre todo en momentos de enfermedad, de muerte, de dificultad; pero cuando entendemos lo importante que es hacer la voluntad de Dios, la carga se vuelve ligera, aún cuando haya pesar en el corazón.
Es ahí, cuando entendemos que su voluntad es agradable y perfecta, que nos dejamos guiar y ayudar por el Espíritu Santo, que realmente podemos sentir paz.
Te invito a entregarte en sus manos, por muy duro que se vea el panorama, que se haga su voluntad, la de tu Padre.
No importa las pruebas que enfrentas a diario ni el miedo por las decisiones a tomar, recuerda: una vez que te entregues a Dios, se hará su voluntad y podrás descansar en su Paz.
Haz esta oración
Padre, solo en ti puedo descansar. Cualquier situación se escapa de mis manos, por tanto vengo a ti y la suelto para que hagas como ya dispusiste hacer en el cielo. Yo no sabía lo que me venía pero tú si, por lo tanto haz como tú quieras. En el nombre de Jesús, amén.
Amén ! ! Gracias Padre amado por ser mi regazo perfecto. Sólo Tú me puedes llevar a aguas tranquilas para conseguir un verdadero descanso. Hoy, te entrego mis cargas para que establezcas tu buena, agradable y perfecta voluntad en ellas,en el nombre de Jesús 🙇🔥
Amén ❤️
¡¡¡Diooosss!!! ¡Qué difícil es renunciar a mi propio deseo o la esperanza de poder ver mi milagro, por aceptar la voluntad de Dios! Yo aún sigo esperando por mis milagros; pero… me pongo a pensar: ‘Qué tal si la voluntad de Dios es no darme mis milagros’, si eso es así, me fuñí.
¿Cómo puedo orar, “”conversar”” con Dios y saber de antemano que ÉL me va a dar lo que le estoy pidiendo o peor aún, esa sensación de que estoy solo en el cuarto, hablando yo solo a la pared?
Yo estoy asistiendo al culto de Uds., no porque experimenté a Dios sino porque, al morir mi madre —la única cristiana en la familia— la casa quedó desprotegida y a los días, comenzaron a llegar los demonios… cómo experimenté miedo a causa de esas cosas que llegaban a la casa y no me dejaban dormir, me vi obligado a buscar a Dios.
Ustedes en el culto, mandan a uno mismo a darse un abrazo y dicen que ese abrazo es Dios el que te está abrazando; pero yo quiero que realmente sea Dios el que me abrace… no que sea yo mismo abrazándome ¿¿No sé si me explico??
A mí me gustaría que Dios me hablara de la misma manera que ÉL le hablaba a Moisés… tener esa comunicación de tú a tú, como dos panas hablando.
El otro día fui al culto dominical y mientras alababan, yo, en mi mente le pedía a Dios que me dé la fe de diez granos de mostaza, para ver si yo reprendiendo, puedo provocar que Jehová haga mis milagros —porque son varios—.
Saludos.-