La oveja perdida

«Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, ¿qué hará? ¿No dejará las otras noventa y nueve en el desierto y saldrá a buscar la perdida hasta que la encuentre? Y, cuando la encuentre, la cargará con alegría en sus hombros y la llevará a su casa. De la misma manera, ¡hay más alegría en el cielo por un pecador perdido que se arrepiente y regresa a Dios que por noventa y nueve justos que no se extraviaron!».

Lucas 15:4-5,7 | Nueva Traducción Viviente

Hoy te pregunto, ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar por un alma?

Jesús nos demostró con su vida que su pasión es la salvación de los perdidos. No le importó las distancias, los golpes o las humillaciones, sino que se involucró con la humanidad para recuperar la relación que se había perdido con Dios.

Jesús es nuestro máximo ejemplo de entrega, obediencia y amor a las personas, capaz de dejar las multitudes para liberar un endemoniado, como ir a cenar a la casa de un hombre que pocos querían.

Cuando somos apasionados por compartir a Jesús, hacemos cosas que no imaginábamos hacer, persistimos en hablar de la misericordia, el perdón y el amor que nos da acceso al Padre Celestial.

Debemos dar lo que hemos recibido y compartir con otros cómo Jesús ha cambiado nuestras vidas. Somos testigos de su amor porque Él fue hasta un lugar y nos salvó cuando estábamos perdidos.

Dios cuenta contigo para ser un pastor de ovejas perdidas, para extender su amor y transformar vidas. ¡Alegrémonos por cada oveja que traigamos a casa!

Haz esta oración

Jesús, gracias por enseñarme lo que es la pasión por los perdidos. Te pido que pongas un nombre en mi corazón para orar por esta persona, modelar, hablarle de ti y cómo cambiaste mi vida. Señor, desde hoy cuenta conmigo para compartir tu reino. Amén.