Lo efímero vs. lo eterno
Es el anhelo de Dios, que le busquemos continuamente en intimidad; su palabra, su presencia, cultivando nuestra búsqueda constante de lo eterno.
Reflexiona en este versículo
«No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón».
Mateo 6:19-21 | Reina-Valera 1960
En aquello en lo que estamos colocando más empeño, es lo que revela dónde está nuestro corazón.
Ciertamente es importante y necesario, tener y obtener cosas que son esenciales para nuestra estadía transitoria en esta tierra; sin embargo, no debería ser nuestra motivación principal, sabiendo que muchas veces podemos caer en afanes por obtener, por ser, por hacer, y sí, Dios desea que procuremos lo que nos genera bienestar, pero con paz con el corazón y la mirada puesta en él que es Eterno.
El término efímero, que proviene de un vocablo griego que significa “de un día”, permite nombrar aquello pasajero o de breve duración; algo efímero tiene poca vida y desaparece al poco tiempo. En cambio, lo eterno no tiene fin, es interminable, infinito, perpetuo, para siempre, es decir, aun después de esta vida.
Es el anhelo de Dios, que le busquemos continuamente en intimidad; su palabra, su presencia, cultivando nuestra búsqueda constante de lo eterno.
El deseo de nuestro Señor es que nuestro corazón se incline, no a cosas vanas, sino que hagamos tesoro en él.
Toma un tiempo para orar
Señor Jesús, te pido perdón por las veces que he inclinado mi corazón a cosas vanas, y no a cultivar mi relación contigo aún más. Sé que lo de este mundo es pasajero, efímero y que lo más maravilloso que debo hacer, es cultivar una eternidad contigo. Amén.
