Mi Espíritu no es para cobardía
Nuestro Padre nos recuerda: “mi Espíritu no es para cobardía”; sino que ha puesto dentro de ti al Espíritu Santo, que es poder, amor y dominio propio.
Reflexiona en este versículo
«Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio».
2 Timoteo 1:6-7 | Reina-Valera 1960
Así como en una oportunidad el apóstol Pablo exhortó al joven Timoteo, el Señor hoy nos exhorta acerca de la necesidad de avivar el don espiritual que ha depositado en cada uno de nosotros, sus hijos e hijas.
Como los carbones que se juntan, son encendidos y producen ese fuego vivo, pero que por el pasar del tiempo, la temperatura, la lluvia, la atmósfera puede afectarlos e ir apagando lentamente su fuego, así mismo, el don que está en ti necesita ser avivado día a día por una brisa del Espíritu.
Nuestro Padre nos recuerda que no nos ha dado un Espíritu de temor; sino que ha puesto dentro de nosotros al Espíritu Santo, el consolador, el que nos guía con poder, amor y dominio propio.
Lo que se necesita para avanzar y seguir, está dentro de ti desde que el momento en que confesaste a Cristo como tu Señor y Salvador. Por tanto, ya no hay espíritu de temor, quejas o lamentos; Dios ha dispuesto en el interior de cada uno de sus hijos, todo el potencial que se necesita para cumplir el propósito que Él estableció.
El Señor está esperando tu determinación para mostrar su manifestación gloriosa.
Toma un tiempo para orar
Amado Padre, te pido en el nombre poderoso de Jesús que hoy y todos los días de mi vida pueda caminar en fe, guiado por tu Santo Espíritu, sabiendo que en ti está mi confianza. Avívame y vivifícame más y más cada día. Hoy echo fuera el temor y me determino a creer en cada una de tus promesas. Amén