Tus lágrimas son como perfume
Antes del perfume de nardo, ya estaba derramado el perfume del corazón quebrantado; las lágrimas fueron el perfume del ser. Tus lágrimas son como perfume.
Reflexiona en este versículo
«Llorando, se puso junto a los pies de Jesús y comenzó a bañarlos con lágrimas. Luego los secó con sus cabellos, los besó y derramó sobre ellos el perfume».
San Lucas 7:38 | Dios Habla Hoy
Leyendo este versículo podemos ver claramente 6 cosas importantes que hizo esta mujer que marcaron para siempre la historia de los evangelios.
Muchos pueden resaltar el costoso perfume, pero hay algo mucho más que eso: el acto de postrarse, llorando, bañar los pies son sus lágrimas, secarlos con sus cabellos, besarlos con su boca y ungirlos con su perfume.
Antes del perfume de nardo, ya estaba derramado el perfume del corazón quebrantado; las lágrimas fueron el perfume del ser de esta mujer.
Entonces, mirando a la mujer, Jesús dijo a Simón: —¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; en cambio, esta mujer me ha bañado los pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. No me saludaste con un beso, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. No me pusiste ungüento en la cabeza, pero ella ha derramado perfume sobre mis pies. (Lucas 7:44–46)
En cambio vemos que Simón cumplió con las cortesías mínimas, pero la mujer le dio a nuestro Señor una atención como huésped de honor
- Sus lagrimas bañaron sus pies
- Sus cabellos le secaron sus pies
- Su boca besaron sus pies
- Su nardo se derramó en sus pies
Y al final, no solo se trata de los actos, sino del amor sincero, ese que le demostramos a nuestro Señor en agradecimiento por su bondad, por su perdón y por el reconocimiento de lo que él significa para nosotros.
Derramemos lo mejor de nosotros a los pies de nuestro Señor Jesús, quebremos nuestro corazón, porque nuestras lágrimas también son un perfume para nuestro Dios.
Toma un tiempo para orar
Mi Amado, quiero derramar mi vida delante de ti. Eres lo más hermoso que tengo y no puedo parar de agradecer tu amor, tu fidelidad, tu bondad en mi vida. Señor, quiero que mis lágrimas puedan bañar tus pies en señal de rendición total a ti. Te amo, mi buen Jesús.