Una vida de obediencia

La tranquilidad, el sosiego, vivir sin temor, podríamos decir que no tiene precio, pero en realidad sí lo tiene: una vida de obediencia.

Reflexiona en este versículo

«Pero el que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal».

Proverbios 1:33 | Nueva Versión Internacional

La tranquilidad, el sosiego, vivir sin temor, podríamos decir que no tiene precio, pero en realidad sí lo tiene: una vida de obediencia.

La obediencia es una virtud que se forja con dedicación, intencionalidad y esfuerzo; trayendo consigo un fruto que nos da un estándar de vida que no puede darlo nada en este mundo.

Obedecer no es complicado ni difícil, es simplemente hacer lo que se nos pide. Es más difícil vivir en desobediencia, ya que se debe tener siempre la intención de ir en contra de la instrucción y orden establecida.

¿Qué te es más fácil: obedecer o desobedecer? ¿Te sientes mejor cuando vas en contra de una instrucción?

Muchos luchamos en nuestro interior con la intención de ir en contra de los lineamientos e instrucciones que se nos establecen, esto pone al descubierto una condición del corazón: nuestra naturaleza caída.

Ser obediente va más allá de nosotros, siempre busca agradar y ser fiel a la figura de autoridad, no desde el ser adulador, sino desde el reconocimiento y sujeción.

Toma un tiempo para orar

Padre, quiero ser obediente, por lo que te pido que me ayudes a ser cada día más como tu hijo Jesús. Que mi obediencia sea el motivo más grande mi adoración a ti. Te amo. En el nombre de Jesús te lo pido, amén.

¿Este devocional fue de bendición para ti?

Comenta y comparte con alguien más...

0 0 votos
Calificación

¿Fue de bendición para ti? Comenta y comparte

1 Comentario
Oldest
Newest Most Voted
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

Amado padre celestial ayúdame a ser obediente he fallado cotra ti por mi desobediencia quiero llevar una vida que te agrade a ti y para eso necesito ser obediente guía mi vida guía mis pasos ayúdame a sujetarme a ti en el nombre poderoso de Jesús amén