Amarlo a Él, amar a su Palabra
Inicio > Devocionales > Temporada 3 >
Compartir
Entérate...
Ahora no entiendes lo que estoy haciendo
Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero te dirijo a un lugar mejor, a una fe inquebrantable, a una voluntad firme para que cumplas tu propósito.
No temas delante de ellos
No temas delante de ellos, los gigantes nunca dejarán de hacer presencia en nuestras vidas. Ellos forman parte de nuestras más grandes victorias en Dios.
Una fe avivada por obras
Una fe avivada por obras debe hablar con amor y respeto; debe dar con manos abiertas; debe vestir al desnudo, dar a comer al hambriento, dar agua al sediento.
Amarlo a Él, amar a su Palabra
¡Obedece mis mandatos y vive! Guarda mis instrucciones tal como cuidas tus ojos.
Sus mandamientos son lámpara para nuestras vidas. Obedecerlos es seguir el camino que dictan delante de nosotros. Sin ellos el rumbo de nuestras vidas es incierto, no hay fijación determinada, no existe puerto seguro cuando decidimos vivir al margen de ellos.
Jesús resumió todos los mandamientos y la ley en dos puntos importantes. Estos se resumen en amar a Dios con todo nuestro ser y amar al prójimo como a nosotros mismos. El amor, viene a ser el principio de nuestra obediencia. Es decir, obedecemos por amor, no por imposición.
Cuando por amor seguimos la lámpara, es decir, el mandamiento, este alumbrará nuestro camino día con día. Alumbrará nuestro corazón para poder vivir en pos de la vida. Alumbrará nuestra mente para tener pensamientos alineados al bien. Alumbrará nuestras palabras para iluminar a otros que nos rodean. Alumbrará nuestros pasos para no tropezar. Alumbrará nuestras manos para ser fructíferos. Alumbrará todo nuestro ser para no andar en tinieblas.
Los mandamientos de nuestro Dios y Padre, son lo más importante que podremos recibir. No será fácil seguirlos, pero será lo mejor que podremos seguir en nuestro existir. El mandamiento nunca busca coartar nuestra felicidad, busca hacernos vivir felices y lejos del dolor del pecado.
Amar a Dios es amar su mandamiento, es decir, amar su Palabra. Jesus dijo: —Si me amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre (Juan 14:15-16 RVR1960). Nuestro amor sincero por Él se traduce en obediencia.
Cuando obedecemos en la tierra por amor a Jesús, se desata un poder de compañía que nos lleva a la vida. Esa compañía es la del Espíritu Santo. Él es el sello de la nuestro amor y obediencia a Jesús.
Con el Espíritu Santo caminaremos en la verdad y en la justicia, en la luz y en santidad.
Amemos a Jesús con todo nuestro ser y obedezcamosle con todo nuestro corazón. No habrá mayor gozo que este para nuestra vida.
Toma un tiempo para orar
Mi amado Jesús, te pido perdón por cada vez que he actuado en desobediencia, alejándome del camino que me has mandado recorrer. Por favor, ayúdame a volver a tu senda, a caminar en obediencia y bajo tu perfecta voluntad. Quita de mí el temor, la lógica, el emocionalismo y todo lo que me lleva a actuar en desobediencia a tus mandamientos. Amén.