Amemos
Inicio > Devocionales > Temporada 3 >
Compartir
Entérate...

Los desafíos
Todos los desafíos que enfrentamos en nuestra vida tienen beneficios. Detrás de cada desafío está la mano de Dios para enseñarnos a confiar en Sus promesas.

El eco de nuestra generosidad
El eco de nuestra generosidad reflejará en nuestras vidas qué tanto estamos siendo instrumentos de bendición en manos de Dios para con otros.

Despertar de la iglesia
Cuando la iglesia se encuentra en un estado de adormecimiento, Dios trae un despertar de la iglesia, un avivamiento para restaurarla y llenarla de propósito.
Amemos
«El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia».
A medida que aprendemos a amar, no desde nuestras capacidades humanas, sino desde quién habita en nosotros, es decir, Jesús, aprendemos a vivir la vida a plenitud.
Amar desde Su perspectiva no es fácil, es doloroso, cuesta mucho. Amar como Él nos demostrado su amor, muchas veces parecerá absurdo, inútil e ilógico, pero realmente estaremos manifestando nuestra obediencia al mandamiento de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Al amar como Jesús nos ama, estaremos trayendo a la tierra un poco del Amor que fue derramado por nosotros.
Así que…
– Amemos incondicionalmente.
– Amemos aunque no nos parezca.
– Amemos en toda circunstancia y aún en medio de los problemas.
– Amemos aún cuando nadie lo haga.
– Amemos aunque no sea recíproco.
– Amemos aún si nos hieren, nos den la espalda o no nos tomen en cuenta.
– Amemos por encima de nuestras emociones y temperamentos.
– Amemos porque debemos hacerlo, no porque queramos o lo sintamos.
– Amemos porque al amar nos apegamos al diseño de Dios y esto traerá un fruto bueno.
– Amemos porque lo que sembramos, esto mismo cosechamos.
– Amemos porque fuimos, somos y siempre seremos amados por Jesús.
¡Amemos y no dejemos de amar!
Toma un tiempo para orar
Señor Jesús hoy te doy gracias por el amor que a diario me das, gracias porque por amor a mi derramaste tu sangre para salvarme. Mi Dios te pido que me enseñes amarte con toda mi alma, mi corazón y mente. Ayudame a amar a mi prójimo como tu lo haces, de forma incondicional, sin esperar nada a cambio y por encima de las emociones. Enséñame amar aún a mis enemigos, con ese amor que echa fuera todo temor. Amén.