Cuando muchos duermen, nosotros somos llamados a despertar para buscar al Padre, ir al lugar de secreto, al lugar de intimidad a buscar su rostro.

La vida de altar es una demanda alta, pues nos llama a salir de la comodidad, a salir del lugar de confort, de la inactividad, nos hace un llamado dejar de ser inertes, para ser proactivos espirituales.

Cuando deseamos ir a lo profundo, bogar mar adentro, impulsar nuestro crecimiento, debemos dejar el lugar de descanso para ir al lugar de intimidad y hacer lo que otros no hacen, para poder ver lo que aun no hemos visto. El lugar secreto, es un lugar poco común. Que no suele ser conocido por muchos, porque se busca desde la perspectiva natural.

La disciplina de orar cuando todavía es oscuro, o de noche, se convierte en un campo de entrenamiento, preparación, revelación, que nos capacita en el secreto para ganar batallas en público.

Si hay alguien que debemos imitar ese es a Jesús. Él nos da el mejor y más grande ejemplo de consagración y vida de intimidad con el Padre. En Él tenemos un llamado a levantarnos e ir determinados al lugar íntimo. Es un llamado para desarrollarnos así como él fue desarrollado.

Nuestros frutos en en público están determinados por nuestros tiempos de oración en privado. Una vida profunda con el Padre, nos demanda salir de la inercia. Despertar de la somnolencia de este tiempo. Romper con la línea de abandono espiritual en la que muchos han caído para entrar en el tiempo del despertar de avivamiento.

Debemos salir de los límites de esta sociedad. El sistema de este mundo está acabando con los valores y principios de Dios para este tiempo, y cambiándolos por hábitos que estrangulan poco a poco la fe genuina.

Estamos siendo llevados a una “bulimia religiosa”, generando en nosotros una desnutrición espiritual sin precedentes. Hoy se puede amanecer hasta tarde frente a una pantalla, siendo entretenidos por la magia de una serie, pero es rechazada el madrugar para buscar al Creador de nuestras vidas que desea darnos iluminación acerca de nuestro propósito.

Vayamos en pos de nuestro modelo a seguir: Jesús. De la mano del Espíritu Santo para buscar al Padre en lo secreto. Este deseo, será invadido por pasión, encendido por un avivamiento y sostenido por el compromiso, lo que traerá una recompensa en público que será indiscutible.