El gran problema de la familiaridad
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El gran problema de la familiaridad
«Era evidente que ni siquiera sus hermanos creían en él. Por eso Jesús les respondió: ―Para ustedes cualquier tiempo es bueno, pero todavía no ha llegado mi tiempo».
Los hermanos de Jesús no pudiendo reconocer el depósito y el propósito de Dios en él, asumieron con familiaridad tratarlo como uno más de ellos. Esto obviamente era un componente obstructivo para poder percibir y recibir lo que contenía y fluía a través de Él para ellos.
El gran problema de la familiaridad, es que suele ser como un lente a través del cual muchos ven a los siervos de Dios, no como siervos, si no como uno más del montón. Esto es un irrespeto frontal y despiadado hacia Dios antes que al siervo.
Este lente por medio del cual los hermanos miraban a Jesús, les hizo perder el privilegio de ser de los que cuidaran, alentaran, promovieran, protegieran y aportaran al llamado de Jesús, por el contrario se convirtieron en incrédulos, tropezaderos, dudosos y perpetradores de su llamado. Lo querían exponer al escarnio porque para ellos Jesús no era quién demostraba ni decía ser.
Cuando alguien desestime lo que eres en Dios, no crea en ti o te diga que nunca lo lograrás, solo porque no les parece o no lo comparten, recuerda que fuiste creado en Dios con un propósito único, especial y eterno.
Él colocó un depósito en ti importante y determinante. Por lo tanto, no culpes a otros por no ver y reconocer ese depósito en tu vida. Preocúpate por avanzar hacia donde Jesús dice que vayas y creeme, llegarás. No te muevas hacia donde ellos quieren verte terminar. ¡Sí lo lograrás! ¡Cumplirás tu propósito!
Toma un tiempo para orar
Mi amado Jesús, te pido perdón por todas las ocasiones en las que he subestimado a tus siervos, sin reconocer el precioso llamado que has puesto sobre ellos. Perdóname por aquellas veces que he olvidado mi verdadera identidad en Ti y me he dejado influenciar por las opiniones de los demás. Ayúdame a valorar y honrar siempre a quienes Tú has llamado a servir, y a mantener mi identidad firmemente arraigada en Ti, sin importar lo que el mundo diga. Amén.